Dice la gente que
ha visitado Oriente que al pisar sus legendarias tierras y vivir su florida
cultura toda perspectiva que se tiene del mundo cambia, se abre, añade metros a
una panorámica mental que hasta ese momento creía conocer sus límites. Cuando
esto ocurre a los comunes mortales lo máximo que puede suceder es que se erice
el vello, que caiga alguna lágrima o que se llene la cámara de fotografías.
Pero cuando este encuentro tiene lugar en la mente de un genio, como lo fue
Marguerite Yourcenar, es el mundo el que se trastoca. Su Literatura da un
vuelco, y por consiguiente la Literatura en general, y por tanto, todos
nosotros, y en definitiva, el mundo.
En Cuentos
orientales encontramos una serie de relatos creados a partir de
leyendas, canciones, mitos, textos con los que la autora tuvo contacto en algún
momento de su vida y que le provocaron fundirse en su esencia, proyectarlos a
través de su pincelada goteante de irrepetible calidad. Yourcenar pretende, a
través de su trazo, dejar huella en la historia de un territorio que tiene los
bolsillos rebosantes de irresistibles anzuelos culturales para un escritor.
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