Un profesor chiflado, su ayudante, cuatro
monstruos que andan sueltos por el parque de atracciones y dos hermanos amantes
de los experimentos son los ingredientes de un cóctel explosivo que nos llevará
a una terrorífica, asquerosa, pringosa, chorreante, desmembrante y desastrosa
pesadilla.
«La mano enguantada del profesor se dirigió sin titubeos hasta los mandos de apertura de la caja fuerte. Había que manipular unos números secretos que permitirían que la puerta cediera dando paso a lo que hubiera en su interior. Un instante antes de comenzar a accionar la combinación, el profesor miró a su ayudante.
Lo que Sidonio no sabía en aquellos momentos era que el científico estaba dispuesto a terminar con aquella situación definitivamente en caso de que, como la otra vez, el sueño se transformara en pesadilla.
En su mirada había una especie de despedida. Porque el profesor Fiodor J. Nafisika no estaba allí por casualidad, no había descubierto a su ayudante intentando abrir la caja fuerte por casualidad; al contrario, lo había seguido consciente de lo que ambos iban a hacer, absolutamente convencido de que aquel experimento, fuera cual fuese el resultado, sería el último.
No podía pasar como la otra vez, en que, por culpa de un error de cálculo o de lo que fuera, habían llenado el mundo de monstruos.
Para eso estaban intentándolo de nuevo, en aquel sótano del callejón de La Mala Sombra. Para reparar el daño producido con los monstruos que habían creado...»