August tiene diez años,
es fan de La guerra de las galaxias y nunca ha ido al colegio;
su madre ha sido la que se ha encargado de su educación. Pero este año sus
padres han decidido que debería empezar a relacionarse con otros niños. August
no es un chico normal, al menos físicamente, pues tiene parte de la cara
deformada, pero él se siente como uno más.
Aunque al principio
reniega un poco a la hora de ir al colegio, finalmente accede y hace algunos
amigos como Jack y Summer. Pero, como era de esperar, su integración en el
colegio no es nada fácil, ya que algunos de sus compañeros se burlan de sus
aspecto físico. Eso no hace que August tire la toalla, está acostumbrado a las
caras de susto de la gente al ver su deforme rostro.
A lo largo del curso,
August aprende una lección que hará que su forma de ver la vida cambie por
completo. Consigue andar con la cabeza bien alta, sonreír aunque tenga un mal
día y aceptarse a sí mismo. Da rienda suelta a su sentido del humor y con ello
consigue que todos los chicos de su colegio le acepten tal y como es y lleguen
a considerarlo un amigo.
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