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26 de noviembre de 2019

Un haiku para Alicia



Genís Gracia asiste, a los 17 años, al fracaso de su vida en todos los frentes. Recordará siempre ese verano, pero no porque fuera el año en que su padre se marchó de casa, ni por las clases de recuperación con el profesor Haiku, ni por su trabajo en la editorial, sino por Alicia, una joven que ha fundado una sociedad secreta en la que se discute sobre la felicidad, el dinero o el sentido de la vida. La fascinación por esta misteriosa amante de los haikus coincide con unos acontecimientos que darán un vuelco radical a su vida.

«Nos contó que, poco antes de que ella viniera al mundo, a su padre le tocó un montón de dinero en la lotería. Tras dar la noticia a su esposa, los dos decidieron que la niña se llamaría Alicia, porque cuando naciera viviría en el país de las maravillas».

Un haiku para Alicia es una novela realista (realista de verdad, no es solo que encaje en el género) que nos muestra la vida de Genís en el momento en que da un giro. Sus conflictos resultarán familiares a muchos lectores: una familia que se deshace, los sentimientos complejos y a menudo contradictorios que experimenta un hijo, los amigos que, sin llamar demasiado la atención, están siempre presentes, la pereza de estudiar en verano lo que no se ha estudiado durante el curso… Y, en medio de todo, Alicia, que no representa el amor (aunque algo de amor haya), sino la posibilidad de ver las cosas desde otra perspectiva.

En esta novela, Francesc Miralles demuestra su habilidad como escritor. Los diálogos son perfectos, los cambios de tema y los saltos temporales se suceden con naturalidad, la vida de Genís se relata con sencillez, sin dramatismos, y los detalles que al principio parecían anecdóticos acaban resultando ser una metáfora. La narración es ágil, ingeniosa e incluso tiene momentos de humor. Un claro ejemplo de cómo hacer un buen libro sin necesidad de hazañas épicas, entes paranormales o romances azucarados.


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