"Todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera”
Anna Karenina, León Tolstoi
Tras la desaparición del patriarca de los Weston una
calurosa noche de de verano, el clan se ve obligado a reunirse en la casa
familiar de Pawhuska, Oklahoma, donde sentimientos reprimidos durante años
estallan en un torrente de emociones. Todos estarán bajo la influencia de
Violet, una mujer que cuando no está absolutamente drogada por las píldoras,
suelta veneno por la boca; se enfrentarán con su pasado y su presente, entre
secretos y verdades a medias.
Esta es una obra de teatro dividida en un prólogo y tres
actos.
Recensión en El
País
2 comentarios:
“ Que larga es la vida…” T.S. Elliot.
Así comienza esta fantástica obra teatral, donde a raiz del suicidio de patriarca, Beverly Weston, un profesor retirado, que hizo sus pinitos como poeta, y en la actualidad vivía con su esposa, Violet Weston una mujer enferma de cáncer y adicta a las pastillas, en una casa con más de cien años, donde tienen las ventanas, tapadas con plásticos y cinta negra.
Se reunen en la casa de Pawhuska sus tres hijas, Barbara, Ivy, karen, la hermana de Violet Weston, Mattie Fae, los esposos de Mattie y Barbara, Charlie y Bill, Jean, la nieta e hija de Bill y Barbara, y Pichu el hijo de Mattie y Charlie.
Llena de símbolos, como puede ser el desorden, y las ventanas, no con las persianas bajas, sino tapadas con plástico, que es un sintoma de aislamiento del mundo, a medida que los sentimientos y recuerdos de los personajes se van aclarando, la casa se va llenado de luz.
Una tragedia llena de realismo, de acidez, con unos dialogos y unos personajes alucinantes.
El final me parece fantástico, Barbara deja a su madre sola, sin un mínimo de humanidad.
Agosto, me dejó un buen sabor de boca, hacía mucho tiempo que no leía teatro, pero no me importaría leer más si es de esta calidad.
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