Le llamaban
Fierro. Y era mentira. La verdad era su pasado y el pasado, una condena que
prefería olvidar. No tenía nada, ni siquiera futuro. Por eso vivía en la
frontera, un pedazo incierto de tierra olvidado por todos, un lugar maldito
donde moros y cristianos sembraban muerte a su antojo. Su único consuelo eran
las colmenas. A ella, perdida en aquel amargo pasado, siempre le gustó la miel.
Ahora ese pasado
cabalga de nuevo hacia él; con la espada al cinto, dispuesto a atormentarlo. Y,
cuando su antiguo compañero de armas lo encuentra, sabe que no tiene
escapatoria. La guerra se cruza una vez más en su camino. Se prepara la batalla
más grande jamás contada y él marcará la ruta. Lo hará por una única razón:
ella. Como antes, como siempre, él será el atajador de los ejércitos de
Castilla. Y sus esperanzas estarán en manos de un enemigo…
Ésta es la
historia de un hombre; uno cansado, blasfemo y solitario. Un hombre acabado. Un
atajador en la frontera, en tiempos de la Reconquista.
1 comentario:
Ayer terminé de leer Fierro, la novela de Francisco Narla, que nos ocupa este mes en el club de lectura.
A caballo entre la literatura de aventuras y algunos rasgos históricos, está novela debería ocupar un espacio en un género aparte, que yo llamaría “Feroz”. Feroz en cuanto la forma de supervivencia de sus personajes siempre al borde de la muerte.
Tengo que reconocer sentirme perdido en algunos momentos, ya que su vocabulario es rico en palabras en desuso, tuve que acudir a menudo al diccionario o al móvil, para solucionar un montón de dudas como, cofia, robín, gualdraperos, talabarteros, esportilleros, cija...
Aunque estoy seguro de que supuso un gran esfuerzo la construcción de la novela por parte del autor, en algunos momentos para mi manera de entender es un poco confusa, también destacar el ritmo endiablado de la obra, estilo thriller que nos muestra la crueldad de esa guerra interminable que fue la reconquista.
Y para ir terminando destacar la retahíla de blasfemias que usa Fierro, algo que me llamó la atención pensando en la beatitud de la época.
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