Pablo se encuentra a kilómetros de casa. Estudia en Stirling, Escocia, desde principios de curso. Su vida se desarrolla en el pequeño mundo que es el campus universitario. No está pasando por su mejor momento, y el mes de abril lo deja más que claro: la relación que mantenía con Sofía se derrumba definitivamente, lo que provoca su mudanza a una nueva residencia de estudiantes.
Dicen que los desastres nunca vienen solos. Quizá por eso, nada más llegar a la habitación en la que pasará el resto del curso, decretan el confinamiento domiciliario a causa de la pandemia. Por suerte, los desastres también unen, y Pablo enseguida encuentra en sus compañeros de residencia una nueva familia.
Veinte días de abril, de Ana Alonso, es una historia que relata las semanas más duras de la crisis mundial provocada por el COVID-19. La incertidumbre que cubría nuestros días, la extraña emoción al saber que estábamos viviendo algo histórico en primera persona, el hastío ante la limitada rutina y, finalmente, el desánimo generalizado. Todos estos temas están tratados a través de diferentes puntos de vista, que van desde la confusión hasta el humor, logrando una sensación de cercanía que hará que volvamos a esa época, aunque esta vez a cierta distancia prudencial.
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