Allan Karlsson va a cumplir nada menos que cien años y para celebrarlo va a venir el alcalde y la prensa local. Sin embargo, a él todo esto le parece bastante ridículo, por lo que, ni corto ni perezoso, vestido con su mejor traje y unas zapatillas, Karlsson se fuga de la residencia donde vive saltando por la ventana. Ya en la parada de autobús, un joven le pide que le vigile una maleta, pero como el autobús llega antes de que el joven haya vuelto, Karlsson se la llevará con él sin dudarlo. Y fijaos por dónde, la maleta resulta estar llena de dinero de dudosa procedencia… Sin embargo, nada de esto turbará al anciano ya que en sus años de vida ha sido agente de la CIA, tuvo algún que otro escarceo amoroso con la mujer de Mao, conoció a Stalin y a Franco y ayudó al mismísimo Oppenheimer con la bomba atómica, entre otras vivencias…
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Crítica.
Entrevista con el autor en Qué leer.
"Su autor, Jonas Jonasson, un periodista y productor televisivo sueco, ha escrito una novela (a caballo entre la comedia de enredos, el thriller paródico y la denuncia social) que va camino de convertirse en uno de los mayores éxitos editoriales del año en Europa: dos millones de ejemplares vendidos, uno de ellos en Suecia, donde fue seleccionado como el Libro del Año, y donde obtuvo el Premio de los Libreros; primeros lugares en las listas de venta de Italia, Francia y Alemania; múltiples traducciones y una posible película." Vía El nuevo Herald
2 comentarios:
Gracias por este libro tan refrescante en un momento tristón.
A partir de ahora, creo que voy a adoptar la filosofía de Allan: las cosas son lo que son y serán lo que deben ser.
Como si del camarote de los hermanos Marx se tratase hacemos una visita a los acontecimientos históricos relevantes del s.XX de la mano de Allan, un tierno personaje que a veces nos saca de nuestras casillas por su facilidad en meterse en líos buscando siempre ayudar a los demás; me lo imagino bailando con Sonja, recitándole aquellos versos a Stalin... o leyendo los últimos versículos de la Biblia.
Tal vez deberíamos mirar a nuestro pasado para ver que, al igual que el protagonista, sin haber conocido a Truman, Mao Tsé Tung, Stalin, Herbert Einstein... también hemos jalonado nuestra vida de anécdotas curiosa.
Un placer... pero no estoy acostumbrada a este loco humor nórdico.
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